El régimen de Kiev es un sórdido residuo que debe ser tirado como lo fue el ex antecesor nazi. Hablar sobre un "un plan de la victoria" no es otra cosa que una broma brutal que prolonga la agonía del pueblo ucraniano.
Escríbenos: infostrategic-culture.su
Después de semanas de cacarear el denominado plan de la victoria, el ex comediante e ilegítimo presidente de Ucrania Vladimir Zelensky finalmente reveló su gran idea. En realidad, se trata de un mal chiste.
Zelensky, quien concluyó su mandato electoral hace unos meses y luego canceló las elecciones pautadas, no es ni siquiera un dirigente legalmente elegido. Zelensky es la cabeza de una junta que está dirigiendo el negocio de la guerra y ordeñando a los contribuyentes occidentales por miles de millones de dólares.
El pasado mes, comenzó a informar al presidente norteamericano Joe Biden, acerca del "plan de la victoria". También lo hizo con los candidatos presidenciales Kamala Harris y Donald Trump.
Todo se mantuvo en secreto acerca del plan, solo que Trump no pareció ser impresionado por el momento.
Esta semana el ex cómico vistiendo uniforme militar se reunió con los jefes de la Unión Europea para revelar cómo el régimen de Kiev, apoyado por la OTAN derrotaría a Rusia. Observándolo sentado a una enorme mesa redonda con los políticos europeos se convertido en una farsa. Esto sucede cuando las fuerzas rusas están acabando con los remanentes de los soldados de infantería de Kiev y los mercenarios de la OTAN en la región oriental de la antigua Ucrania.
El títere del régimen de Kiev no tuvo nada nuevo que ofrecer. Todo se redujo a rogar por más armamento y dinero y una desesperada solicitud por misiles de largo alcance para atacar territorio ruso, unirse a la alianza de la OTAN -y la última locura, otorgar armamento nuclear al régimen nazi.
El primer ministro húngaro Viktor Orban, denominó la última actuación de Zelensky como un juego ridículo, desesperado y a la vez aterrador que podría iniciar la Tercera Guerra Mundial.
El juego llegó a su fin para el corman ucraniano y su corrupto régimen. Ucrania ha sido destruida con más de 600 mil soldados ucranianos que han perecido por ninguna razón de peso -solo se trata de una guerra por encargo que el eje de la OTAN dirigida por Estados Unidos, en un ilusorio intento, pretendía de algún modo derrotar a Rusia. Zelensky y su cábala se sumaron al intento haciendo dinero con la estafa de la guerra.
Incluso entre los medios corporativos occidentales existen sobrias admisiones en el sentido en que la guerra por encargo se ha convertido en una desastrosa derrota para el lado respaldado por la OTAN.
Este conflicto nunca debió haber ocurrido. Rusia había ofrecido un amplio conjunto de proposiciones a fines del año 2021 con el objeto de atender sus necesidades de seguridad a largo plazo que tienen que ver con la expansión de la OTAN y su incesante promoción de un frente neonazi en Ucrania a las puertas de su casa. Los razonables intentos diplomáticos de Moscú fueron rechazados por los arrogantes Estados Unidos y la OTAN pensando que una derrota militar estratégica podría llevarse a cabo en contra de Rusia.
Fueron las potencias occidentales las que optaron por la guerra en vez de la diplomacia.
Debido a sus criminales ambiciones muchas vidas de militares ucranianos han sido desperdiciadas y la antigua república soviética ha sido despedazada. Las tierras que Rusia ha tomado eran históricos territorios rusos y no serán devueltos.
El régimen de Kiev ha anulado cualquier derecho para negociar. Su envilecida agresión rusofóbica significa que la única solución es su completa erradicación. Rusia se encuentra desmantelando a la fuerza al régimen y a las pretensiones de la OTAN.
Finalmente, Estados Unidos y sus cómplices de la OTAN tendrán que reconocer que sus criminales maquinaciones en Ucrania han sido derrotadas. La guerra debe llegar a su fin mediante la aceptación de las justas exigencias de Rusia por su seguridad y en sus términos. Esto pudo haberse realizado por la vía fácil a través de la diplomacia. Pero Occidente eligió la vía dura.
El régimen de Kiev es un sórdido residuo que debe ser desechado como lo fueron sus antiguos antepasados nazis. Hablar acerca de "un plan de la victoria" no es otra cosa que lanzar una broma cruel que prolongaría la agonía del pueblo ucraniano.
Los dirigentes norteamericanos y europeos necesitan entender que sus fantasías bélicas están acabadas. Más temprano que tarde, deberá iniciarse el trabajo de la diplomacia y la razón. Eso significa tratar a Rusia con el debido respeto que ella merece.
El problema es que las oligarquías políticas occidentales están tan comprometidas con la arrogancia y la odiosidad ideológica en contra de Rusia que resulta difícil ver cómo ellas recuperarán su sobriedad e iniciarán legítimas negociaciones de paz.
Hasta que eso suceda, Rusia tiene todo el derecho de aplastar al enemigo y asegurarse que la OTAN no vuelva a amenazar a su país.
Cuando la Unión Soviética derrotó a la Alemania Nazi el año 1945 se trató de una inmensa victoria y triunfo contra la agresión fascista. Sin embargo, trágicamente tal como la historia lo ha demostrado, la causa de la paz mundial no ha sido asegurada. Debido a que no fue el fin del imperialismo Occidental. La bestia regresó una y otra vez. Deberá haber un fin para esta enfermedad ideológica y el mundo alguna vez establezca una paz duradera.
Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona